jueves, 19 de junio de 2014

El cambio.

Últimamente me siento con la necesidad de desahogarme, y qué mejor forma de hacerlo que escribiendo.

Escribiendo unas palabras que poco pueden servir a quien las lea pero que tanto sirven a quien las expresa, a quien las trabaja, a quien les da forma y las une hasta formar frases coherentes, o incoherentes... Qué más dará, a veces las locuras son mas coherentes que las cosas que hacemos pensando. En fin, ya ando por las nubes...

La razón por la que necesito desahogarme poco tiene que ver con el escribir. Tiene que ver con algo... mas profundo digamos. El cambio.

Todos cambiamos. Desde el mas joven hasta el mas viejo, desde el segundo uno de nuestras vidas estamos en constante cambio. No solo nosotros cambiamos, es mas, a medida que nosotros cambiamos cambia todo y todos... Y a veces no nos damos cuenta hasta que es demasiado tarde.

A veces tenemos la odiosa tendencia a idealizar a una personas, pasa a menudo, no nos sintamos culpables. Somos simplemente humanos.

Hay veces que escogemos a una persona en concreto no estoy hablando de enamorados, eso es otro tema. Hablo de idealizar, de hacerte una idea exacta de como es una persona, de creer conocerla al mínimo detalle, de creer conocer sus secretos mas profundos, sus miedos, sus ambiciones, su forma de ser. Ese es el peor tipo de persona. La persona a la  que idealizamos. La persona que creemos que jamas va a cambiar, y eso queridos y queridas, es imposible.

Luego llegan los cambios, esa persona cambia, y ahí es cuando nosotros entramos en shock y soltamos la mítica frase... "¿El? ¡Imposible! ¡Si el/ella no es así! ¡Yo lo conozco...!"

Y después llegan los arrepentimientos, porque te das cuenta de que Fulanito ya no es así, de que tu ya no lo conoces, de que las cosas que pensaste que Fulanito nunca haría han cambiado... Que Fulanito ha cambiado.


No siempre el cambio lleva consigo una connotación negativa, no me malinterpretes, es necesario, pero hay veces que el cambio es tas drástico ( o tu tan tonto como para no darte cuenta) de que Fulanito ya no es el Fulanito que era. Lo único que ha quedado de el es tu idea, tu idea idealizada. Y el resto se lo ha llevado el cambio.

El cambio es inevitable, y la frase "hay gente que nunca cambia" imposible. No juzgues a las personas, no idealices a las personas. Conoce a quien nos rodea, conozca monos a nosotros mismos. Acepta los cambios, no nos dejemos engañar por ellos, porque nos engañan, y nos ciegan.

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