sábado, 1 de julio de 2017

¿Estamos vivos, no?

No voy a negar que soy una persona un tanto negativa, realista le diría yo, intento no tener tantas ilusiones con las cosas y estar alerta al fracaso porque es algo que conozco como real.

Pero también es cierto que la vida es sólo una, no hay segundas oportunidades para intentarlo, si no es ahora, no es nunca, no se sabes qué pasará mañana, no sabes si vas a poder volver a sentir, a reír, o a hacer lo que quisieras hacer.

Por esto, entendí que si no hago lo que quiero cuando puedo, sé que no lo haré después.

Al fin y al cabo, estamos vivos no?

Hay que simplemente  aprovechar esa vida.

miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Qué se hace cuando la razón dice déjalo y el corazón ámalo?

Una cosa es hacer algo sin tener conocimiento de su consecuencia, pero otra muy diferente es hacerlo cuando ya sabes qué va a pasar.

Y eso me pasó, te conocí, en verdad te odiaba, pero luego  esos chistes malos, pequeños ojos cafés y una risa incontrolable me encantaron, aunque a veces me pregunto si en verdad es amor, ¿y es que cómo debe sentirse el amor?

Algunos dices que es despertar y pensarte, otros que es preocuparme por ti como lo haría tu madre, otros que es extrañarte cuando menos lo espero, o que tal vez es ser feliz con nadie más que contigo, sí siento todo eso, pero a veces también siento odio por ti, odio de que pase un día y no me hables, odio verte con otras personas y no ser yo quien este contigo, odio amanecer y no tenerte a mi lado, odio que dudes de mi amor, odio que mi felicidad dependa de ti y sobre todo odio la facilidad que tienes de herirme con una palabra.

Era de esas mujeres que sencillamente son felices solas, aman la soledad porque entienden que no depende de un hombre, era de las que no creía en palabras bonitas, rosas ni canciones, pero algo hiciste para que ese yo cambiara, todos los días me pregunto ¿Qué me hiciste?

Mentiría si dijera que no te quiero, pero es ese amor nocivo, que te hace daño, que sabes que va a acabar mal y mi corazón en pedazos.

Pero ¿qué se hace cuando la razón dice déjalo y el corazón ámalo?


En una tarde fría.


Es como cuando no sabes lo que es, no sabes qué sentimiento es, ni por qué te sientes así, no sabes que paso, no lo puedes definir, solo sabes que es una tristeza tan profunda que las lagrimas salen solas, son ellas las que llaman la puerta de tus recuerdos, la puerta de tu miedo; y es él, el que te recuerda quién eres. El que te recuerda que no puedes, que eres menos que todo el mundo.

No es menosprecio, es ver la realidad y más que eso, aceptarla.

Es como cuando te sientes perdido, lejos muy lejos del camino, no sabes donde está tu hogar, no sabes donde estas tu. No sabes quien eres en realidad, sabes que no puedes, que no podrás nunca, porque simplemente no eres eso que todos esperan, ni eso que quisieras ser.



domingo, 20 de marzo de 2016

Século XVIII




Debo reconocer que me hubiese encantado vivir en aquella época, aunque era difícil y el entorno social era un tanto sofocante, eso no le quita ese aire de respeto que había en ese entonces. Tal como lo era en este bello libro de Jane Austen, Orgullo y Prejuicio.

Es que ahora todo se ha perdido, nuestro lenguaje se ha degradado tanto al punto en que, no  se dirigen a alguien si no es con una grosería como nombre y otras tres describiendo el mensaje, y déjenme preguntar ¿Qué es ésto?

Tal vez me llamen extraña, marciana, o bicho raro, lo han hecho, pero eso no hace efecto alguno en mí, es cierto que soy de éste nuevo siglo, pero eso no me exige ser como los demás son.

Y es que el día en que me escuchen dirigirme a alguien con una de esas groserías, por favor denme una soga, yo misma me cuelgo, sonará exagerado y un tanto espeluznante, pero ese es el grado de importancia en mi vida el lenguaje, el buen lenguaje, el respeto y la decencia, tal vez  no sea el vivo ejemplo de pulcritud, pero por lo menos, lo intento.

Es cierto, a veces mi mente se sube en aquel tren vacío y viaja por el tiempo hasta llegar a ese siglo hermoso, en donde existían los corsets, vestidos pomposos, carrosas  y continuos bailes, en donde se besaba la mano de las bellas damas o se hacían la reverencias, tiempo de largas caminatas e intensa reflexión.

Pero debe llegar alguien de este siglo con una se sus imprudencias a bajarme de ese mi tren favorito, sólo para decirme "¿Mar*ca, tiene chicle?" y es ahí en donde cada día me convenzo que éste no es mi siglo, que soy tal vez un alma vieja, con cuerpo joven, intentando encajar en un mundo lleno de sombras y brochazos pesados llenos de color gris.

Eu tengo saudade so século XVIII.





Oliver Twist -Dickens

Fue aquel pequeño, sustancioso, triste, dolido e hiriente libro que me recordó porqué lo hacia, por que estoy haciendo esto.

 Me atrevo a decir sin vergüenza alguna, que es uno de los libros que más me ha tocado el alma y me ha hecho derramar lágrimas, más que físicas, que se resbalan por los bordes de mi rostro, hizo llorar mi alma,  el dolor tan vivo de este pobre pequeño a través de estas grandes lineas escritas por dedos finos que tal vez debió tener nuestro querido Dickens, es penetrante.

Me hizo pensar en que, siempre tendemos a esperar menos de nosotros de lo que los demás esperan, y es que al fin de cuentas es tan fácil decepcionar a los demás.

Creo que nadie te hiere ni te rompe mas de lo que lo haces tu, pero supongo que así debe ser todo, ¿no?

Aquella historia me recordó lo simple que son las cosas, lo simple que es querer a alguien y tal vez aceptarla como es, porque nos esforzamos tanto en entender a alguien que en eso ponemos todo nuestro empeño, y no en lo verdaderamente importante, disfrutar de tal persona.

Todo es tan fácil y tan sencillo, aun no entiendo por qué nos empeñamos en volverlo todo tan difícil.
Tal vez sí, sea la naturaleza del humano, pero ¿no seria lógico y evolutivo dejar que todo sea lo que es y simplemente disfrutarlo así?

¿Por qué ese empeño en cambiarlo, maquillarlo y disfrazarlo todo?

Como muchas otras veces, preguntas sin respuestas, a veces suelo pensar en qué me dirían mis grandes amigos como Shakespeare, Dickens, García Marquez, o Hemingway, tal vez sea una amistad no correspondida, pero es bella así.

El libro sin duda es, una historia intrigante, te hace no querer parar, pero tampoco terminar, lo recomiendo totalmente, y espero que alguien también lo disfrute tanto como yo lo hice.



miércoles, 30 de septiembre de 2015

No creas en aquella nube.

Siempre llega ese momento, el que muchas veces olvidas, o intentas olvidar, pero llega y pisa fuerte, muy fuerte, tanto que te empuja, te sacude y te asusta.

Llega ese momento en el que te das cuenta de la realidad, cruda y fuerte, de saber que no eres especial, que no eres único/a, que no eres diferente, que eres simplemente alguien mas, del montón, no hay diferencia alguna entre tu y alguien mas, somos todos iguales.

Pero es crudo, para muchas lo es, porque estamos en  esa nube gigante y  espesa que nos hace pensar que somos únicos, diferentes al resto, que somos especiales y que seremos huella en este mundo, que haremos algo genial por la humanidad como descubrir una cura o curar el amenazante hambre de África, soñamos salvar personas y ser solidarios, soñamos ser importantes y no invisibles, soñamos y soñamos, pero nunca vemos la realidad.
Pero cuando llega, te pega, te asusta y te rompe la nube, te dice a gritos, que no eres importante, que no eres especial, que no eres diferente, que no eres el que salvara al mundo de un apocalipsis zombie, ni del hambre de los niños, que no seras ese número uno, que simplemente eres igual a todos, no hay nada diferente, nada extraordinario en ti, solo lo mismo que en muchos, la ganas y los errores, porque luchas y batallas pero al final ves que no has cambiado, que sigues siendo igual de imperfecto, igual de invisible, aunque lo importante no es que te vean, es que tú te veas, pero no lo logras, no logras quererte, aceptarte y mucho menos cambiar.
Y aunque sea lo mas triste del planeta, es así, no eres especial y por favor no lo pienses nunca, no te subas en aquella nube, que muy linda es, sí, pero dolorosa y vacía.