miércoles, 30 de septiembre de 2015

No creas en aquella nube.

Siempre llega ese momento, el que muchas veces olvidas, o intentas olvidar, pero llega y pisa fuerte, muy fuerte, tanto que te empuja, te sacude y te asusta.

Llega ese momento en el que te das cuenta de la realidad, cruda y fuerte, de saber que no eres especial, que no eres único/a, que no eres diferente, que eres simplemente alguien mas, del montón, no hay diferencia alguna entre tu y alguien mas, somos todos iguales.

Pero es crudo, para muchas lo es, porque estamos en  esa nube gigante y  espesa que nos hace pensar que somos únicos, diferentes al resto, que somos especiales y que seremos huella en este mundo, que haremos algo genial por la humanidad como descubrir una cura o curar el amenazante hambre de África, soñamos salvar personas y ser solidarios, soñamos ser importantes y no invisibles, soñamos y soñamos, pero nunca vemos la realidad.
Pero cuando llega, te pega, te asusta y te rompe la nube, te dice a gritos, que no eres importante, que no eres especial, que no eres diferente, que no eres el que salvara al mundo de un apocalipsis zombie, ni del hambre de los niños, que no seras ese número uno, que simplemente eres igual a todos, no hay nada diferente, nada extraordinario en ti, solo lo mismo que en muchos, la ganas y los errores, porque luchas y batallas pero al final ves que no has cambiado, que sigues siendo igual de imperfecto, igual de invisible, aunque lo importante no es que te vean, es que tú te veas, pero no lo logras, no logras quererte, aceptarte y mucho menos cambiar.
Y aunque sea lo mas triste del planeta, es así, no eres especial y por favor no lo pienses nunca, no te subas en aquella nube, que muy linda es, sí, pero dolorosa y vacía.




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